Mientras el peronismo bonaerense comienza a delinear su interna para agosto, entre el kirchnerismo y el sector que respalda el liderazgo de Florencio Randazzo,
el mundo sindical comienza a jugar su propio juego. Dos elementos
motivan a los popes gremiales: mantener su cuota de representación
parlamentaria y posicionarse frente a la conducción que emerja del
proceso de reconstrucción por el que transita el peronismo.
El reciente anuncio del triunviro de la CGT Héctor Daer de abandonar el Frente Renovador
para pasar a militar en la campaña por Randazzo, marca lo que puede
comenzar a verse como una tendencia: el ex ministro de Interior y
Transporte de Cristina Fernández comienza a convertirse
en un polo de atracción de aquellos dirigentes que en su momento se
desilusionaron con la ex Presidenta. Pero Randazzo comienza a sumar
adhesiones de organizaciones que acompañaron al anterior gobierno hasta
sus últimos días. Por ejemplo, los dos gremios industriales más
poderosos del país: la UOM de Antonio Caló y el Smata que conduce Ricardo Pignanelli.
Se trata de dos organizaciones que volvieron a sumar afiliados y
protagonismo a partir del modelo económico impulsado por el kirchnerismo
pero que con la llegada del macrismo comienzan a sufrir despidos y
suspensión de personal.
En el caso de los mecánicos, el nexo con Randazzo fue el diputado nacional Oscar Romero, quien en la Cámara baja preside el Bloque Justicialista que lidera Diego Bossio y a su vez integra el consejo directivo de Smata. Romero y el titular de la Unión Ferroviaria, Sergio Sassia
–ligado a Randazzo desde que asumió el Ministerio de Transporte–
conforman la pata sindical del grupo de dirigentes que todos los martes
se reúne en el Palacio Raggio para delinear y monitorear la campaña del
hombre de Chivilcoy.
El acercamiento con la UOM comenzó a
darse en marzo, cuando Randazzo visitó la sede de los metalúrgicos y se
reunió con la cúpula del gremio, en la víspera del paro nacional del 7
de abril. A partir de ese encuentro, comenzaron a darse una serie de
reuniones que derivaron en las recientes declaraciones públicas de Caló,
quien consideró que Randazzo es “el mejor compañero” para representar
al peronismo en las próximas elecciones. El ex ministro también sumó el
respaldo de Francisco “Barba” Gutiérrez, hoy por hoy el número 2 en la
UOM y quien hasta hace muy poco era un dirigente ligado directamente al
kirchnerismo.
En su flamante rol de jefe de campaña del randazzismo, Alberto Fernández mantuvo esta semana una reunión con los dirigentes que conforman la CATT,
la confederación de gremios del Transporte. Sin embargo, del encuentro
no surgió un apoyo explícito hacia Randazzo. Los dirigentes de este
sector no olvidan las críticas lanzadas por el entonces ministro de
Tranporte, cuando los gremios reclamaban por la eliminación del Impuesto
a las Ganancias. A su vez, el titular de La Fraternidad mantiene un
enojo con Randazzo, cuando el ex ministro divulgó que había conductores
de trenes que no cumplían correctamente con sus tareas.
En el kirchnerismo, el sector gremial más cercano a la ex presidenta es el de la Corriente Sindical Federal
–que decidió autoexcluirse de la actual conducción de la CGT pero
manteniéndose dentro de la central obrera– que lidera el bancario Sergio Palazzo.
Justamente, en algún momento se especuló con que el titular de La
Bancaria podía llegar a ser el hombre del campo sindical propuesto por
el cristinismo para ocupar una banca en el Congreso. Pero el propio
Palazzo ya envió mensaje a la ex presidenta de que no desea un futuro
legislativo. Prefiere centrar su atención en refrendar su cargo en el
gremio, en las elecciones previstas para fin de año.
Quien emerge desde este sector con una proyección legislativa es Walter Correa,
titular del gremio de los curtidores y quien estuvo al lado de Cristina
Fernández el día que la ex presidenta brindó una charla en el
anfiteatro del Sadop ante un centenar de dirigentes sindicales. Otro
dirigente que indirectamente juega a favor del kirchnerismo es Omar Plaini. El titular de los Canillitas conserva una antigua amistad con Daniel Scioli
y en su entorno aseguran que el ex gobernador bonaerense no se bajó de
la carrera electoral, a pesar del traspié que protagonizó por problemas
de alcoba. En caso de dar pelea, Plaini acompañará al ex candidato a
Presidente del Frente para la Victoria.
Quien evita por el momento jugar abiertamente en la interna peronista es Hugo Moyano.
El ex líder de la CGT prefiere seguir aplicando su política de “poner
huevos en las distintas canastas”. Así, promueve el vínculo de Plaini
con Scioli, prefiere que su hijo Facundo continúe ligado a Sergio Massa y espera que finalmente la CATT –donde Camioneros forma parte– se defina a favor de Randazzo.
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