La “bóveda del fin del mundo” que guardará todos los conocimientos de la humanidad

La “Svalbard Global Seed Vault” o la bóveda de semillas del mundo es un recinto subterráneo localizado en Noruega, cerca de Longyearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard, una región ártica que algunos conocen como “el fin del mundo”. En sus entrañas se encuentran miles de semillas de plantas de cultivo obtenidas en todas las regiones del mundo y llevadas hasta allá para salvaguardarlas en caso de sobrevivir a un Apocalipsis y preservar la biodiversidad alimentaria. Ahora, esa bóveda sumergida en la nieve noruega tiene un nuevo compañero: el Archivo Ártico Mundial, una bóveda del saber, que alojará millones de datos globales en forma digital de todos los campos del conocimiento, llevados hasta allá para preservarlos en caso de perder la cordura o dejarnos dominar por las máquinas, la inteligencia artificial y otras creaciones autómatas. De acuerdo con el portal Live Science, el proyecto está encabezado por la “pequeña compañía noruega” de tecnología Piql y tiene como fin “crear una gigantesca biblioteca que pueda servir tanto a gobiernos e instituciones científicas como a compañías privadas y particulares”. Ofertan que los archivos digitales que ahí se guarden lograrán sobrevivir hasta mil años. No exageran cuando dicen que alojará conocimientos de todas las ramas del saber. En las entrañas del Archivo Ártico Mundial se guardarán desde observaciones meteorológicas hasta obras literarias clásicas, pasando por fórmulas matemáticas. Para preservarlos, usarán un medio analógico, es decir, usarán “películas fotosostenibles”. El fundador de la empresa Piql, Rune Bjerkestrand, explicó para los medios que dichos rollos de película son “más seguros que el soporte digital” ya que no son tan vulnerables a ataques, y además de permitir que la información y los datos queden guardados como si estuvieran “grabados en piedra”.De esta forma, en el recinto que de entrada es de alta seguridad, ahora todos los datos físicos y digitales se pasarán por esa película, “incluyendo la música, imágenes o documentos” con un sistema que permite” transformar los datos a imágenes similares a QRs” para que pueden ser leídos directamente de la película. Una técnica que se remonta a la época de las cavernas pero que resulta efectiva para el propósito: inmunidad a la destrucción. Algunos países ya enviaron la información que desean guardar, como los Archivos Nacionales de Brasil y de México y Bjerkestrand afirma que son “documentos de la historia de estas naciones latinoamericanas”.