Con un tercio de los
acuerdos salariales ya cerrados y sin visos de una caída drástica de la
inflación, en el Gobierno siguen de cerca y con preocupación el comienzo
de lo que será la temporada alta del ciclo de paritarias.
La inquietud oficial se acentuó por dos
motivos. Uno fue que las últimas mediciones del Indec confirman que el
aumento de los precios no se detuvo y que las metas inflacionarias que
trazó el Banco Central (de entre 12 y 17 por ciento) difícilmente se
cumplan.
El segundo punto es que las demandas
sindicales están por encima de la pauta salarial que el Ministerio de
Trabajo pretende convalidar para este año, lo que derivaría de manera
inevitable en conflictos sectoriales, sobre todo en el ámbito privado.
El alza que reclaman los gremios oscila entre el 25 y el 35%.
Desde el ministerio que encabeza Jorge
Triaca , en cambio, sugieren acuerdos en torno al 20%, con cláusulas
gatillo de renegociación en caso de que la inflación sea superior. El
Gobierno reforzará esta pauta con la paritaria de los estatales de UPCN,
que se firmaría en los próximos días, con un alza de 21% anual a
pagarse en dos cuotas.
Hay varios gremios que están con su
paritaria vencida y con las negociaciones empantanadas. Uno de ellos es
la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que ya definió un nuevo plan de
protestas a partir del 23 del actual, cuando finalice la conciliación
obligatoria dictada tras los paros parciales que empezaron hace un mes
en las principales fábricas del país.
El jefe de la UOM, Antonio Caló , dijo a
LA NACION que “el Gobierno presiona a los empresarios para no dar
aumentos más arriba del 21%”. El pedido del gremio de los metalúrgicos
fue un incremento de 25%, pero la oferta de las cámaras del sector no
alcanzó el 20%.
Hubo también conflicto por despidos con
los colectiveros de larga distancia de la UTA y con los metrodelegados
del subte metropolitano, que piden no ser excluidos de la negociación
por el gobierno porteño, que encabeza Horacio Rodríguez Larreta . Ambos
sindicatos piden un 30% de suba salarial, en el marco de una negociación
que estará marcada por las definiciones en el reparto de subsidios
estatales.
También escaló en los últimos días el
conflicto con el sindicato de la Alimentación, que el jueves pasado puso
en marcha paros en distintas fábricas. Héctor Morcillo reclama un 30%
de aumento. En esta pulseada se da un hecho curioso: Alimentación no
recibió el bono de fin de año de $ 2000 que el Gobierno acordó con la
CGT y las principales cámaras empresariales en 2016 a pesar de que la
Copal, que lidera el empresario Daniel Funes de Rioja, suscribió ese
acuerdo.
La federación de aceiteros, que se jacta
desde hace dos años de cerrar la paritaria récord, solicitó a las tres
cámaras del sector una suba de 35,7%. El porcentaje exigido responde al
cálculo que hace anualmente el gremio de lo que debería ser el salario
mínimo de un trabajador de modo de asegurarse “alimentación adecuada,
vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte,
vacaciones y previsión”, tal como lo establecen la ley de contrato de
trabajo en su artículo 116 y la Constitución nacional en su artículo 14
bis.
Los gremios químicos son otro sector que
mantiene su negociación en curso. La interna entre las dos federaciones
condiciona por ahora el avance de la paritaria. El grupo de Rubén
Salas, adherido a la CGT, pidió un 32% de aumento, mientras que el de
Fabián Hermoso, que comulga con el macrista Gerónimo Venegas, estaría
dispuesto a aceptar una suba de 20%.
Pendientes de definición
En junio, la expectativa salarial se
focalizará en el desenlace de las paritarias de Sanidad y de los
camioneros, dos gremios de peso.
El primer caso toma relevancia sólo
porque es el gremio de Héctor Daer, uno de los integrantes del
triunvirato de mando de la CGT. Cerca de Daer rechazan seguir por la
senda que trazó su par cegetista Carlos Acuña, que selló un aumento de
20% anual en dos cuotas para el personal de estaciones de servicio. Juan
Carlos Schmid, el otro jefe cegetista, se encuentra también en una
encrucijada: las paritarias de los portuarios y marítimos estarán atadas
a la nueva ley de marina mercante que impulsa el Gobierno, que pretende
reducir costos para generar más competitividad. Algo similar sucede con
los petroleros y los mecánicos del Smata.
La negociación de los camioneros, en
tanto, se anticipa conflictiva. Pablo Moyano, el número dos del
sindicato, señaló en declaraciones a Clarín que buscarán un acuerdo
salarial entre el “30 y 34%”. Sin embargo, desde la Federación Argentina
de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac)
divulgaron el índice de costos del sector con cifras no muy alentadoras,
lo que se interpreta como una advertencia al gremio de que ese
porcentaje sería difícil de alcanzar.
En reserva, en el Gobierno hay
funcionarios que consideran inviable cerrar el año con una inflación de
17%, como estimó el Banco Central. Ahora, la expectativa oficial es no
superar el 20%. Pero eso dependerá, en gran medida, de los aumentos de
las tarifas y del transporte público que se prevén para después de las
elecciones de octubre.
A pesar del anhelo oficial de negociar a
futuro, la paritaria de este año mantendrá un ojo en 2016. Más aún
cuando en el propio gobierno reconocieron que el año pasado hubo una
caída aproximada de un 7% en el salario real. Por esta razón, todos los
tratos incluyen ahora una cláusula gatillo para reabrir la negociación
en caso de que la inflación sea mayor. Pero allí también puede haber un
trampa: en el acuerdo bancario, por ejemplo, el eventual ajuste se haría
de manera automática, mientras que en el acta de Comercio se firmó un
“compromiso” para volver a negociar.
La inflación acumulada es “grave”, dijo Daer
Héctor Daer, uno de los líderes de la
CGT, sostuvo ayer que la inflación del año acumulada hasta ahora (9,1%)
es “grave” y afirmó que la central insistirá con la necesidad de
establecer la cláusula gatillo para que las paritarias “siempre estén
atadas a un incremento real de la inflación”.
Además, en diálogo con radio Diez, el
sindicalista remarcó que las negociaciones no están cerrándose “en forma
muy acelerada” por la suba de precios.
En contraposición, el ministro de
Trabajo, Jorge Triaca, dijo ayer que la suba de precios “va bajando
lentamente”, aunque “no deja de haber algunos que remarcan precios y
sacan oportunidad en lugar de pensar en el bien común”. Además, afirmó
que “más del 35%” de los acuerdos paritarios cerró con “una inflación
proyectada desde el 19 hasta el 22%”.
Aumentos por encima de los cálculos oficiales
Varios gremios buscan cerrar paritarias en porcentajes muy superiores a la pauta inflacionaria
Líder de la UOM
Los metalúrgicos ya definieron un plan
de protestas a partir del 23 del actual. Piden un 25% de aumento, pero
Caló afirmó que “el Gobierno presiona a los empresarios para no dar
aumentos más arriba del 21%”
Pablo Moyano
Dirigente de camioneros
La negociación de los camioneros, en
tanto, se anticipa conflictiva. Pablo Moyano, el número dos del
sindicato, señaló que buscarán un acuerdo salarial de entre el “30 y el
34%”, muy pr encima de los planes que tiene el Gobierno
Héctor Morcillo
Representante de alimentación
Su sector reclama un 30% de aumento y
activó, el jueves pasado, paros en distintas fábricas. A este pedido se
suma el malestar porque Alimentación no recibió el bono de fin de año,
de $ 2000, que el Gobierno acordó con la CGT
Secretario general de UTA
Tanto los colectiveros de larga
distancia de la UTA, como los metrodelegados del subte metropolitano
piden un 30% de suba salarial, en una negociación que estará marcada por
definiciones en el reparto de los subsidios estatales
Rubén Salas
Titular de sindicatos químicos
El caso de los químicos está divido: el
grupo de Rubén Salas, adherido a la CGT, pidió un 32% de aumento,
mientras que el de Fabián Hermoso, que comulga con el macrista Gerónimo
Venegas, estaría dispuesto a aceptar un 20%
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